Desde hace más de una década me dedico al asesorar empresarios, artistas y políticos, en los últimos años hemos incursionado en el mundo de los médicos, abogados y maestros, por lo que siempre existen oportunidades para aprender.
En el caso de las asesorías, el problema más recurrente es que los clientes desean convertirse en una persona totalmente diferente a la que son, consideran que la imagen es un área que aporta cambios drásticos y que por tanto, sus objetivos se cumplen solamente con plantearlos.
Antes de que crea que estoy en contra de la planeación y de generar deseos, me permito comentarle que la asesoría en imagen no es una caja en donde la solución parte aun sin existir materia prima. En otras palabras, la imagen, trabaja con personas, por tanto depende de sus características, la serie de resultados que se pueden obtener.
Por lo anterior, es crucial recordar que la imagen es percepción, por ende el trabajo de consultoría, inicia haciendo consiente a los clientes de sus estatus actual, del mensaje que emiten con su manera presente de vestirse, hablar y actuar.
Al entregar un diagnóstico, reconocemos si la persona se encuentra bien orientada o debe cambiar, por ejemplo, en el sector político, el análisis nos puede arrojar que la persona es percibida como lejana, un tanto descuidada en su aseo y ropa, además de conducirse con movimientos muy bruscos. Entonces, la respuesta es muy sencilla, (incluso es por ello que en la actualidad existen consultores que salen de todas partes) se basa en cambiar lo anterior, modificando sus hábitos de higiene, seleccionado un guardarropa acorde a sus necesidades, capacitándole para hablar con mayor paciencia y cercanía.
Sin embargo, a los consultores no nos pagan por el “qué hacer”, nos pagan por el “cómo hacerlo”, es decir, por los pasos, por el orden al ejecutarlo, por el sustento, nos pagan por alinear lo que el cliente es, lo que quiere y lo que las personas que piensan en tal o cual personaje, desean obtener.
Lo expuesto antes, además de una explicación muy necesaria, es la antesala para subrayar, que hay algunas cosas que no se otorgan por parte de la imagen personal, elementos como el carisma, la espontaneidad y la gracia, son puntos que se tienen o no. También es cierto que ciertos investigadores, proponen que los adjetivos anteriores se pueden “copiar” por medio de la imitación y convivencia con personas que ya los poseen.
La verdad del asunto es que yo concuerdo con una parte, pues la repetición y convivencia nos permiten aplicar la adaptación en los planos sociales, sin embargo, lo que suelo hacer con los consultados, es trabajar desde lo que hay, partir con lo que se tiene, trato de no modificar la esencia de las personas, pues si hay un error garrafal en temas de consultoría en imagen, es tratar de forzar a los clientes a parecer alguien que no son y por tanto, no compra ni su madre.
Antes de trabajar en el exterior, es importante involucrarse con la parte interna, saber los motivos que cimientan la situación actual y entonces ir de manera gradual, guiando el proceso. La mayor de las satisfacciones es ver cuando las personas van por la vida consiguiendo sus metas de manera más sencilla, sin tener que traducir lo que quieren en cada interacción, es gratificante ver como una persona migra a su nueva versión, tal vez es superflua para algunos, pero para aquellos que se atreven, resulta ser una de las mejores inversiones.
Al conocer ya la importancia de la imagen, los invito a aprender más sobre este tema enfocado en el sector médico en TaMIM Intensivo: Taller de Marketing para la Industria Médica en Ciudad Juárez, donde participaré compartiendo cómo tener una “Marca personal poderosa” enfocado específicamente al sector de la salud. Pueden obtener mayores informes del taller registrándose aquí: http://bit.ly/tamim-intensivo
¡Los veo ahí!
Publicado en el blog de Arturo González Salas: www.arturogonzalezsalas.com
Artículo elaborado originalmente para la Revista Amazing People México: www.amazingpeoplemexico.com